jueves, 10 de febrero de 2011

ÁBRETE SESAMO


En 1957 Jorn Utzon, arquitecto laureado con el Pritzker en 2003, ganó el concurso internacional de ideas cuyo resultado fue la construcción de la emblemática Ópera de Sidney. La idea era tan novedosa que fueron necesarios varios años para desarrollar los sistemas que permitiesen alzar las monumentales bóvedas apuntadas en forma de velas que presiden la bahía de Sidney. El propio Utzon tras recibir la noticia del jurado del concurso, consideró altísimamente improbable –concepto que se acerca a lo imposible sin llegar a serlo– que su idea se llevase a cabo. De hecho, el premio económico concedido por su propuesta ganadora se lo gastó en comprarse un tapiz de su admirado Le Corbusier.


Casi siempre los límites de lo posible son más amplios de lo previsible. Y es que la realidad no es la que es, sino la que hacemos entre todos guiados por la intensidad de nuestros deseos, nuestras fuerzas y nuestras capacidades. Sidney consiguió, con una ambición extraordinaria, sacar adelante la construcción de una bellísima idea que culminaría, tras un dificilísimo proceso de obra, en 1973. Hoy día, y desde la óptica local, tan solo 16 años resultan un tiempo récord, a la vista de la calidad del resultado. El mensaje que Sidney y Australia dieron al mundo fue claro: «Nosotros somos capaces de esto». 

La ambición social y política es clave para movilizar una realidad, que cada vez más, sigue cansinamente el curso rectilíneo de su incuestionable inercia. El Guadalmedina es la gran oportunidad urbana de Málaga en el presente siglo. La forma de acometerla dará exactamente la medida de nuestra ciudad. La Fundación Ciedes ha dejado las puertas abiertas con el planteamiento de un concurso. Queda aún por matizar de qué tipo. Sin miedo a las ideas; el concurso ha de ser lógicamente abierto y con un jurado de calidad consensuada. Con ello, aumentan las ideas entre las que elegir, se permite la libre participación local, y se garantiza que el fallo del jurado sea un acierto, y nos entregue la mejor idea para el Guadalmedina; probablemente no será la más previsible, ni la más controlable, pero ya sabemos que eso es lo que tienen las ideas valiosas


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