jueves, 24 de noviembre de 2011

ME SABE A MAR




El mar. La mar...Guardan las ciudades marítimas una relación extraña con los mares a los que se arrimaron, y en un comportamiento casi mimético se mueven hacia la mar y se repliegan de ella. Las ciudades que decidieron ser la mitad de un paisaje que rozan a través de su siempre frontera movediza siguen en su desarrollo urbano el extraño baile de las olas. Málaga también va y viene, en su historia y acciones, del mar al que acerca o aleja de sí, en una conducta veleidosa como los tiempos.

No hay paisaje natural más privilegiado que contemplar limpiamente la línea del horizonte. Sólo es posible en el mar, en el desierto y en los polos. Y sólo el mar ha favorecido por su prodigalidad, los asentamientos urbanos. Los ríos garantizaban el agua potable; el mar, los alimentos. La desembocadura del Guadalmedina en el Mediterráneo era un lugar perfecto para el surgimiento de un asentamiento. Y se demostró con la precocidad de nuestra ciudad, que acumula como pocas otras, tres mil años de historia.

Desde ese entonces, los espacios urbanos, apenas si han tenido relación directa con los espacios del mar. La extraordinaria línea del horizonte, que se orilla en la ciudad en una horizontal perfecta, a nivel del mar, es óptima para trazados de todo tipo de vías. Todas han sido fronteras entre mares y ciudades, y el tiempo y el progreso han ido salvando estas fronteras del hombre para volver a recuperar la naturaleza de sus orígenes. Málaga tuvo el tranvía litoral; se quitó y la ciudad ganó su orilla de levante; aun necesitada de solucionar el estrangulamiento del paseo marítimo en los Baños del Carmen y ampliar generosamente la sección peatonal de la calzada en toda la extensión del barrio de Pedregalejo. La inercia en algunas ciudades que asocian el progreso al transporte, y en especial al automóvil, simpatiza con la ampliación de carriles rodados. Esto puede pasarle a un Paseo de los Curas cada vez más alejado de volver a ser un paseo. Le llega otro carril, que aumentará la frontera entre el Parque y el Mar. Y Málaga veleidosa se aleja y se acerca a su mar.


Artículo publicado en La Opinión de Málaga

1 comentario:

  1. "Sólo es posible en el mar, en el desierto y en los polos"... y mirando la vega de Carmona, se siente!!!

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