Volvemos al laboratorio. Cada vez que una ciudad va a ser usada-vivida de forma extraordinaria se pone a prueba su resistencia, y aumenta el conocimiento sobre su elasticidad, propiedad mecánica que permite a la ciudad tener deformaciones reversibles bajo fuerzas exteriores, tras cuyo cese recuperan su forma original. Un material sujeto a unos esfuerzos que superan sus capacidades resistentes, llega a un «estado límite de fluencia», en el que deja de ser elástico y se vuelve plástico, es decir: se deforma muchísimo sin aumento apreciable de la carga soportada. Las ciudades también sufren de estrés. Sucede cuando son sometidas a un uso intenso y concentrado que provoca en ellas deterioros evidentes y obligan a unos gastos y tiempos de recuperación cada vez más cuantiosos.
La Feria de Málaga es una actividad muy querida y cada vez más prolongada de nuestra ciudad que permite disfrutar de un periodo de alegrías planificadas bastante útil, y también conocer cual es el límite de fluencia de un Centro Histórico, es decir, cual es el momento en que el uso se convierte en abuso, y el instante en que los daños provocados por el deterioro de los espacios públicos son mayores que los beneficios generados. Para poder mejorar la Feria de Málaga también es necesario hacer una reflexión o un análisis sobre el deterioro que implica en la ciudad.
Las formas en que el año pasado se usaron las calles del entorno del Teatro Romano, el Museo Picasso, y la Catedral resultan, aun amortiguadas por el olvido, dolorosas y vergonzantes. No deberíamos volver a ver, al menos en el entorno urbano de mayor valor patrimonial de Málaga, un uso tan degradante, fruto de una concentración humana cuya principal actividad era la ingesta de líquidos y alimentos de la tierra y la devuelta a ella, tal cual, de lo ingerido. Calles adhesivas y hediondas por unos límites de tolerancia excesivos ante comportamientos empobrecedores. En mitad de esta visión, apareció en formación el heroico cuerpo de LIMASA, manguera en ristre, limpiando instantáneamente los desechos de la diversión, y defendiendo la dignidad de los lugares valiosos que dieron origen a Málaga. Muchas gracias por mantener y ampliar la resistencia urbana.
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