El cambio excesivo produce vértigo; la permanencia estancamiento. La realidad urbana sigue su curso con una inercia que escapa cada vez más al control a medio y largo plazo. De tal modo que los proyectos que se emprenden tienen junto a influencias intencionadas en sus alrededores espaciales y temporales, muchas otras más difíciles de prever, que abrirán opciones o las cerrarán en el desarrollo de la ciudad deseada. Hablar del modelo de ciudad es lo mismo que preguntarse cómo se quiere vivir una ciudad y si es posible dirigir su crecimiento de forma que sólo por vivir en ella, sus ciudadanos sean más ellos mismos.
Desde hace unas semanas, una exposición con paneles y fotografías de los antes y después de la ciudad, realizada cómo no, en calle Larios, evidencia la naturaleza difusa del progreso. Junto a comparaciones muy satisfactorias en las que uno elige sin dudar el presente, hay otras en las que sin querer se resbala hacia el deseo de haber podido vivir y disfrutar espacios del pasado, que a duras penas reconocemos en la ciudad presente y que describían prioridades perdidas.
Málaga tuvo en el siglo XIX y hasta los años 30 del siglo pasado, una Alameda para pasear. La idea no fue nueva, pero con su realización surgió un espacio de representación con el que mostrar la ciudad. Hoy, lo que fue un espacio de congregación y representación, ha degradado en la autovía que cruza el centro histórico partiéndolo en dos. Al sur de la calle Larios, el ensanche Heredia de finales del XIX busca sobrevivir a su aislamiento mediante el proyecto del Soho. Junto a la invención de un carácter urbano atractivo, esta empresa urbanística necesita la recuperación de la Alameda y la regeneración del oeste de la calle Larios, cuyo entramado une el Ensanche de Heredia con la Ciudad-Medina. El grado en que se libere la Alameda de tráfico determinará sus opciones a medio y largo plazo. Para ello, el proyecto del metro es capital, porque su realización abrirá las mejores posibilidades de regeneración urbana, mientras que el tranvía en superficie supondría reducir la frontera sin solucionarla. Una Alameda, como las de antes. No me parece mucho pedir.
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