En la ciudad de Como, al norte de Italia, existe desde 1929 un edificio de viviendas que se convirtió rápidamente en referente arquitectónico del racionalismo italiano. Con tan solo veintitrés años el arquitecto Giuseppe Terragni fue capaz de proyectar uno de los edificios residenciales más hermosos, que el tiempo ha confirmado como obra maestra de la arquitectura del siglo XX. Esta construcción que ahora es, junto con obras posteriores del mismo arquitecto, parte de la riqueza patrimonial de la ciudad de Como y motivo de peregrinación entre aficionados y profesionales del arte y la Arquitectura estuvo a punto de no existir en dos ocasiones.
La primera de ellas fue cuando obligado por la administración local, Terragni tuvo que cambiar la fachada prevista inicialmente para las viviendas proyectadas. La segunda cuando, tras obtener la licencia de obras con la entrega de nuevos planos de fachadas según el estilo clásico del XIX, levantó el edificio –oculto por andamios y lonas– según el planteamiento original. La carrera de Giuseppe Terragni estuvo a punto de terminar antes de empezar cuando se enfrentó a la decisión municipal de demoler el edificio recién construido. Afortunadamente la calidad de la arquitectura del joven arquitecto y la movilización del mundo de la Cultura salvaron esta creación vanguardista, de la rápida reacción de una administración local en la retaguardia cultural.
Una visita al edificio, permite comprobar la finura de soluciones constructivas: portales, accesos a viviendas, barandillas, pasamanos, peldañeados, solerías...Años después, una exposición organizada por la Junta de Andalucía desvelaría que el Novocomum se construyó con tan sólo veinticinco planos! Hoy día un proyecto similar genera cinco veces más planos. El Novocomum fue un logro compartido de la creatividad y audacia de la juventud, y la experiencia complementaria de una exquisita tradición constructiva, dentro de la proporción existente entonces entre las fuerzas de creación y producción y las fuerzas de administración y control. La progresiva burocratización y el excesivo control normativo, junto a la supervisión múltiple, y frecuentemente contradictoria de distintos organismos públicos con competencias solapadas está generando una progresiva ralentización de nuestras fuerzas de producción. Por eficacia social, los proyectos deben avanzar-suceder, más fácilmente. Entre todos y para todos.
Artículo publicado en La Opinión de Málaga
Artículo publicado en La Opinión de Málaga
Cuanta generosidad y conocimientos. Gracias.
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