miércoles, 19 de enero de 2011

PUNTO G

Vaivén de un pensamiento. Sensación de cercanía y distancia. Idea de rumor constante… Mircea Eliade reflexiona en su Mito del Eterno Retorno sobre la función de las tradiciones como acciones cíclicas y previsibles, capaces de mitigar la incertidumbre del futuro. En Málaga reaparece ante la proximidad de nuevos comicios municipales, el tradicional punto de debate: El Guadalmedina. 

El Río de la Medina perdió su condición natural, tras 500 años de desgaste, con la construcción en 1983 de la presa del Limonero para defensa de la ciudad ante las avenidas del río. La desembocadura fue desde entonces aliviadero de presa, extraordinaria «regola urbana». Actualmente el cauce seco murado es un espacio vacío simplemente oculto por paredones verdes, que evidencian la frontera-láser norte-sur existente entre el casco y los arrabales históricos. Difícilmente se puede ver en todo lo anterior un río. Por ello, plantear como solución recuperar su naturaleza original suena a utopía romántica, en un esfuerzo por recrear la apariencia natural perdida mediante soluciones paisajísticas: naturaleza figurada envuelta por ciudad consolidada. Tampoco considero afortunadas las soluciones de quita y pon con modelos mexicanos, porque no hay nada menos sostenible que las obras permanentes y periódicas y el dinero de quita y pon necesario para llevarlas a cabo. 

Probablemente sea saludable que las soluciones que se proyecten, aunque condicionadas, no se centren ni en el debate político ni en la crisis económica, realidades coyunturales que pueden reducir el horizonte de posibilidades. El posible embovedado no impide un tratamiento verde, sino que lo vuelve compatible con mejoras adicionales que doten al centro histórico de equipamientos precisos. Limitar la solución necesaria a las medidas económicamente posibles en la actualidad es un error de bulto, de planteamientos demasiado cortos para un problema urbano de escala, significación y trascendencia metropolitana. De suceder esto, se hipotecaría la mejor solución deseable, capaz de estructurar a medio plazo una serie de intervenciones urbanas que permitan solventar definitivamente, en los 10, 15 años que se precisen, la ruina urbanística que supone la travesía urbana del Guadalmedina para la ciudad de Málaga. Somos la sexta ciudad de España. Seamos tan ambiciosos con nuestros proyectos como lo son las cinco primeras con los suyos.

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