jueves, 12 de enero de 2012

PEQUEÑAS VARIACIONES


Me gusta el concepto «salto evolutivo» porque relativiza el alcance del término revolución, vinculándolo a un flujo de acontecimientos del que forma parte, con cierta trascendencia pero sin protagonismo absoluto. Así, las revoluciones vienen a ser momentos señalados de las evoluciones que las originan. O lo que es lo mismo, los grandes cambios suceden por la suma de pequeñas, pero continuas variaciones.


Desde hace aproximadamente quince años, el Centro Histórico de Málaga se regenera gracias principalmente a la reconquista del espacio público con procesos de peatonalización, la restauración y renovación de inmuebles y la modernización de infraestructuras y comercios. Todo bien; o casi, pues la liberación del espacio público del tráfico que lo invadía, necesita una correcta gestión de usos y cuidados.



Los momentos extraordinarios del calendario, cada vez más duraderos y ordinarios, propician medidas específicas de «embellecimiento» que devalúan lo conseguido hasta ahora al emplear el mobiliario patrimonial del espacio público como instalaciones auxiliares de macetas, iluminaciones decorativas o papeleras. Panta Rei es una bellísima escultura de Blanca Muñoz situada en la Plaza del Siglo, que brota del adoquinado circular entre giros y cimbreos a la conquista del aire.



Esta valiosa pieza de arte se ha llenado, por un cuidado descuidado, de macetones y papeleras. Algo así como si se aprovechara el marco de un cuadro para colgar unas llaves o una fregona. Del mismo modo, la insólita iluminación navideña de calle Larios, ha utilizado las farolas como perchas siguiendo el mal ejemplo de las macetas-bufanda que devalúan estas piezas históricas de forja. Incluso han crecido dos farolas nuevas al tres bolillo en el arranque de la calle, por la eventual necesidad de más bastones para la ostentosa iluminación.



Cuidemos las pequeñas variaciones porque de ellas depende la consolidación y preservación de lo logrado o su deterioro, en un flujo casi imperceptible. Gabriel Rebollo, arquitecto restaurador junto a Gabriel Ruiz Cabrero, de la Mezquita de Córdoba, decía que «las obras de arquitectura son obras colectivas» y así lo creo, especialmente en los espacios públicos, tan frágiles a la acumulación desordenada de iniciativas de embellecimiento o mantenimiento. Y es que el urbanismo es también la suma de nuestras acciones en la ciudad.


Artículo publicado en La Opinión de Málaga

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