jueves, 9 de febrero de 2012

CIUDAD POSTAL



Fernando Zóbel intentaba fijar en su pintura los paisajes que veía, no cómo eran, sino cómo los recordaba. De alguna manera el recuerdo mantenía a salvo de la omnipotente visión, la riqueza sensorial de lo experimentado, evitando así que la imagen fuese determinante en el resultado final de sus obras. En ellas la vista cedía el paso a evocaciones de otros sentidos, junto a los cuales se retrataba más fielmente la realidad. La figura se desdibujaba. 

Las postales de una ciudad hasta cierto punto aspiran también a mostrar una realidad y pueden aportar de forma paralela otra información valiosa. Una postal es un retrato de ciudad, casi una fotografía-carnet, o de perfil de Facebook. Una postal se entiende siempre como un rostro favorable de la ciudad que se vende a través de ella. La variedad de las postales muestra de manera directa la riqueza de un lugar, hasta el punto de que casi se puede comprender cómo es una ciudad a través de la lectura de sus postales. En ellas se ven monumentos, fiestas, paisajes, universidades, fauna y flora, son ventanas a las ciudades que visitamos. Orgullos de una comunidad.

Con este enfoque, Málaga está orgullosa de su paisaje, que se refleja en multitud de postales de playas y atardeceres marítimos, de su gastronomía y de sus fiestas, de su triada de monumentos históricos: teatro romano, alcazaba musulmana y catedral cristiana, que de forma casi aislada aparecen en gran número de postales. Soy aficionado a mirar las postales de mi ciudad para ver qué nuevas noticias ofrecen, reconocer sus logros y nuevas aportaciones. Siempre busco en los retratos de familia nuevas incorporaciones, nuevos rostros de la ciudad que amplíen los ya conocidos: tal vez postales de la universidad, de nuevos campus o actividades, de nuevos complejos fabriles, o la incorporación de nuevas áreas residenciales de la ciudad, de operaciones urbanísticas de nuestro tiempo que añadir a la representación del urbanismo del siglo XIX: Alameda, Parque y Calle Larios, y también de ejemplos de arquitectura contemporánea, que sepan mostrar el presente como el principal valor de una ciudad en crecimiento. Y junto al cuidado de lo antiguo valioso, más producción de lo nuevo.


Artículo publicado en La Opinión de Málaga

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