Nunca he comprendido bien la tendencia que existe a separar el mundo de las ideas del mundo físico de los acontecimientos del que formamos parte. De hecho, siempre he considerado el universo de las ideas como el manantial del que brotan nuevos mundos, realidades embrionarias aún sin desplegar, intuidas sólo por quienes las piensan. Siendo así, el mero acto de pensar transforma la realidad, porque desde cada pensamiento surgen nuevas posibilidades para construirla. Con ello, el consenso o la coincidencia y superposición de pensares individuales, no sólo es un acto políticamente deseable, sino una suerte de fenómeno de la física que clarifica futuros posibles, aumentando sus probabilidades. También en las ciudades.
Existen tantas realidades urbanas como pensamientos de ciudad. Realidades dispersas, volátiles, superpuestas, deseadas, esquivas...El físico español Juan Ignacio Cirac, director del Instituto Max-Planck de Alemania, explica la realidad subatómica desde su condición indefinida y simultanea, donde el observador modifica con su observación las características de la naturaleza que investiga. A vueltas con la idea de simultaneidad, el azar y Juan José Millás trajeron el lunes el artículo 'Simultaneidad' donde se mostraba la coincidencia, también en el mundo a nuestra escala, de algo y su opuesto, como la pésima novela genial.
Málaga podría compartir en su naturaleza indefinida características similares a las que explican los fenómenos cuánticos. Simultáneamente es una ciudad culta y un lienzo de pintadas; es una ciudad monumental llena de construcciones de barro; es emprendedora en mitad de debates eternos. La Catedral inacabada mantiene vivo, cinco siglos después, el acuerdo de su construcción. Málaga se vuelve peatonal mientras la posibilidad de un metro en superficie planea por la autopista de la Alameda. Tenemos en la plaza de la Merced una paradoja urbanística de simultaneidad doble: una plaza decimonónica del siglo XXI, rodada-peatonal. Envuelta en Naturaleza, la ciudad asfixia la parte de ella que aísla en su interior. Los festejos de Semana Santa y Feria manifiestan un refinamiento bárbaro...En Málaga todas las posibilidades funcionan a la vez, y el sí y el no suceden simultáneamente, en una suerte de lógica sofisticada de pensamiento múltiple, que vuelve extraordinaria la ciudad, y la convierte en el mayor ejemplo de realidad cuántica. O no.
No hay comentarios:
Publicar un comentario