jueves, 6 de enero de 2011

EN UN LUGAR PROPICIO

Gonzalo Díaz Recasens, catedrático de proyectos de la Escuela de Arquitectura de Sevilla, insistía en que «la arquitectura transforma un lugar y lo convierte en sitio...» Sin duda, la capacidad que tiene la arquitectura de singularizar un lugar, de humanizarlo y volverlo propicio a las actividades del hombre, es la principal cualidad que se espera de ella; más aún en la vorágine de intereses encontrados que son las grandes ciudades.

Hay necesidades individuales y necesidades sociales y toda ciudad deber de ser capaz de encontrar el tiempo para satisfacer ambas. Una ciudad que solo se ocupa de las necesidades individuales evidencia su incipiente grado de desarrollo y la carencia de una estructura social que convierta a una suma de individuos cohabitando una porción de tierra, en una comunidad solidaria capaz de moverse en sintonía a la búsqueda de bienes comunes.

Por otro lado, una ciudad que solo desarrolle proyectos generales, descuida las necesidades primarias que tiene el ciudadano para vivir: la vivienda. Un olvido que aleja la ciudad de su cometido y le hace perder su sentido. A pesar de los inmuebles vacíos, sin vender o sin alquilar, Málaga sigue con necesidad de vivienda insatisfecha. Y así seguirá hasta que oferta y demanda se encuentren, por la aceptación de beneficios menores por parte de la oferta o por el muy improbable incremento del poder adquisitivo de los demandantes. Entre medio, la aprobación del PGOU 2011, pone nuevo suelo en circulación para la construcción de más viviendas. Lo cual también parece improbable hasta que tengan salida las existentes en el mercado. 

Este desequilibrio de necesidades individuales debe mitigarse de forma conjunta y sin olvidar el desarrollo de iniciativas que muestran el grado de cohesión y organización de nuestra sociedad civil y clase dirigente. Así, proyectos como, el Museo de la Aduana, el Auditorio de la Música de Málaga o el inabordable Plan del Guadalmedina son trascendentes porque mostrarán tanto la capacidad de Málaga para ilusionarse como la de la clase gobernante para trabajar unida. Tenemos nueva libreta en blanco. Toca escribir despacio y con buena letra, dando más por menos, si queremos que el 2011 sea el año de inflexión que todos deseamos.


Publicado en la Opinión de Málaga.

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