miércoles, 21 de diciembre de 2011

DELIRIOUS MÁLAGA

La etimología de las palabras es un intensificador de significados. Limpia de golpe la hojarasca que se acumula con el uso y rectifica desvíos que oscurecen el significado original. Las ciudades se fundaban envueltas en murallas, cuya traza se araba en el suelo; por un arado que se portaba cada vez que era necesaria una puerta. La lira era la huella de la ciudad. Delirio, por tanto era salirse fuera de la lira, ir más allá de los límites de la ciudad.


Nuestra herencia de la ciudad romana, pensada para extenderse por el territorio frente a la polis griega más vinculada a un lugar, predetermina genéticamente la expansión por el territorio de la ciudad occidental. Málaga crece por el territorio, se expande, aumenta de escala ante los temores de desarrollarse según patrones de crecimiento no sostenibles. Y en una paradójica lucha contra su tendencia se estudian estrategias de urbanismo compacto, que generan tramas e inmuebles de alta densidad construida, contraria a la permeabilidad que demanda la ciudad contemporánea.



La identidad de una ciudad ha dejado de estar en su espacio físico, en su arquitectura, para estar en su calendario, en sus acontecimientos. La post-metrópoli, la ciudad-territorio que azuzada por la industria y el mercado cambia continuamente, reduce su capacidad significante y su peso referencial. Queda el Centro Histórico que en muchas ciudades acaba convirtiéndose en un Museo Urbano; mientras la porción mayoritaria de ciudad periférica se devalúa en una continua comparación con unas claves arquitectónicas históricas. 



El crecimiento de una célula desemboca en la mitosis, en su duplicación, y la creación de nuevas células que comparten las cualidades de la realidad de la que surgen. La ciudad de Málaga no necesita compactarse, necesita crear una red policéntrica de barrios que compartan estructuras similares, y tengan como el Centro Histórico, un núcleo significativo



Hay que idear acontecimientos en distintas áreas urbanas que lideren el surgimiento de nuevas centralidades menores, para alivio de la enorme carga funcional soportada por la ciudad-origen, convertida en museo de sí misma. La suma y variedad de acontecimientos serviría para reforzar los distintos barrios y vertebrar una Málaga delirante, en su genética expansión por el territorio.


artículo publicado en La Opinión de Málaga

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